TÃtulo : | El gato con botas - Pictogramas | Tipo de documento: | texto impreso | Autores: | González, Marifé, Ilustrador ; Serna Vara, Ana, Adaptador | Editorial: | Madrid [España] : Susaeta | Número de páginas: | 32.p | ISBN/ISSN/DL: | 978-84-305-4260-4 | Idioma : | Español (spa) | Clasificación: | Cuentos Cuentos clásicos Pictogramas
| Clasificación: | I-N | Resumen: | El gato con botas Cuento tradicional. Un molinero dejó, como única herencia a sus tres hijos, su molino, su burro y su gato. El reparto fue bien simple: no se necesitó llamar ni al abogado ni al notario. HabrÃan consumido todo el pobre patrimonio. El mayor recibió el molino, el segundo se quedó con el burro y al menor le tocó sólo el gato. Este se lamentaba de su mÃsera herencia: -Mis hermanos -decÃa- podrán ganarse la vida convenientemente trabajando juntos; lo que es yo, después de comerme a mi gato y de hacerme un manguito con su piel, me moriré de hambre. El gato, que escuchaba estas palabras, pero se hacÃa el desentendido, le dijo en tono serio y pausado: -No debéis afligiros, mi señor, no tenéis más que proporcionarme una bolsa y un par de botas para andar por entre los matorrales, y veréis que vuestra herencia no es tan pobre como pensáis... |
El gato con botas - Pictogramas [texto impreso] / González, Marifé, Ilustrador ; Serna Vara, Ana, Adaptador . - Madrid (Campezo s/n, 28022, España) : Susaeta, [s.d.] . - 32.p. ISBN : 978-84-305-4260-4 Idioma : Español ( spa) Clasificación: | Cuentos Cuentos clásicos Pictogramas
| Clasificación: | I-N | Resumen: | El gato con botas Cuento tradicional. Un molinero dejó, como única herencia a sus tres hijos, su molino, su burro y su gato. El reparto fue bien simple: no se necesitó llamar ni al abogado ni al notario. HabrÃan consumido todo el pobre patrimonio. El mayor recibió el molino, el segundo se quedó con el burro y al menor le tocó sólo el gato. Este se lamentaba de su mÃsera herencia: -Mis hermanos -decÃa- podrán ganarse la vida convenientemente trabajando juntos; lo que es yo, después de comerme a mi gato y de hacerme un manguito con su piel, me moriré de hambre. El gato, que escuchaba estas palabras, pero se hacÃa el desentendido, le dijo en tono serio y pausado: -No debéis afligiros, mi señor, no tenéis más que proporcionarme una bolsa y un par de botas para andar por entre los matorrales, y veréis que vuestra herencia no es tan pobre como pensáis... |
|  |